El foco crítico, por la falta de luz, hace que la mirada recaiga en un solo punto mientras lo demás, al tener el diafragma totalmente abierto, se desenfoca, se diluye, no lo vemos, pierde interés dentro del plano. Es el invierno. Sin embargo en verano hay que tener cuidado, el sol, el exceso de luz, hace que todo entre en nuestros ojos por la excesiva profundidad de campo con que nos vemos obligados a relacionarnos. Todo cobra importancia y elegimos a voluntad dentro del plano, sin hacer caso a quien intenta dirigir subjetivamente nuestra mirada desde el encuadre y sus leyes...
A mí, de la misma manera que no soporto el café con leche, me gusta también sólo el amor, sin importarme nada ser tan inmensamente subjetivo, o como siempre se dijo, tener ojos tan solo para ella. Es verano, el sol está que muerde, la luz revienta por todas las esquinas, y yo, sigo sin ver más que un punto de foco en la amplitud del plano... Pero las normas, cuando las conocemos, están para saltárselas, o no?