chicas

despues de recibir un castigo con ácido

Recuerdo que algunos idiotas nos ilusionamos un día con la llegada a Irán de Jomeini, aquel tipo exiliado en Francia que iba a llevar libertad, igualdad y fraternidad a su país. Recuerdo manifestaciones a su llegada y una en especial por ser, creo que la primera allí, de mujeres, sin pañuelitos ni tapa-caras, con pantalones. Y lo recuerdo porque en la revuelta de Egipto, me esforcé en buscar por las calles mujeres manifestándose y supongo que los periodistas que allí había también lo hicieron porque salieron muchas hablando, opinando, desde los primeros días. El ocho de marzo pasado, leo en un blog del país... “las ejipcias se lanzaron a la plaza de Tahrir, donde habían luchado como iguales junto a sus compatriotas, para pedir la igualdad. Pero encontraron algo muy distinto. La marcha del millón de mujeres se convirtió en su peor pesadilla... fuera, fuera, les instaban a volver a casa, donde debían estar según sus agresores... La misma noche que Mubarak abandonaba el poder, el 11 de febrero, acababa la primavera revolucionaria en la que todas las mujeres afirmaban haber sido sorprendidas por un inusual respeto y una rara sensación de igualdad, las agresiones, asaltos y acosos sexuales tan comunes en toda la región, volvían a las calles. Esa misma noche, la periodista de CBS, Lara Logan, sufría un brutal asalto. Nada nuevo bajo el sol.”
Entre los clavos ardiendo a los que desde occidente nos agarrábamos al ver como evolucionaba la revuelta enseguida surgieron miedos contra los “Hermanos Musulmanes” como el partido con más base entre la población e imprescindible para la transición en Egipto. Yo me acordé otra vez de Jomeini, pero los hermanos tranquilizaron al mundo diciendo que de integrismo nada, que democracia. Ya...
“Para poner la guinda en el pastel, los Hermanos Musulmanes exigen la exclusión de las mujeres de la presidencia. Visto así, no es raro que Egipto sea el País número 125 de 134, según informe del Foro Económico Mundial, en lo que se refiere a igualdad entre hombres y mujeres”.

Ayer, hablando de esto con amigos, todos estaban de acuerdo en la injusticia que supone para las mujeres árabes y lo difícil que serán los cambios. Al final, entre risas, se reían de mi, o de si mismos, diciendo: bueno, pero tú esto lo haces para quedar bien con tu chica, no? Y si, lo hago por eso, justamente. Y en esto andamos por aquí, en el espacio existente entre derechos, libertades y... culturas. Seguimos siendo idiotas aunque nos demos cuenta.