Cada mañana, al escuchar el buenos días de mis perros, pienso en el otoño, en la vida pintada, tan llena de matices y colores. Pienso en la deseada y caliente luz del sol de mediodía. En que dos días más y será sábado... Pero no es así todo. Hace tiempo que la vida no me escribe, que se ha parado y no me atiende, hace tiempo que noto el torbellino, el todo acelerado, siento la piececita dentro del centrifugado imposible de parar. Y pienso en el otoño, en los colores y en la muerte que los produce, inundando nuestros ojos de belleza, circular, como los remolinos de hojas que se forman en el bosque esta tarde de miércoles mientras paseo con los perros. Recuerdo una película Paseo por el amor y la muerte y sigo caminando, hoy no vendrán los cómicos pero como sé lo que quieren decirme ya no me importa tanto, además, veo el mar, tranquilo, poallento, fantástico, creando historias sobre islas y miradas solitarias... He de volver a casa, se me cansan los ojos según se va la tarde y si no enciendo la luz de la ventana se borrará el camino. Alguien puede perderse.
18.11.10
paseo
Cada mañana, al escuchar el buenos días de mis perros, pienso en el otoño, en la vida pintada, tan llena de matices y colores. Pienso en la deseada y caliente luz del sol de mediodía. En que dos días más y será sábado... Pero no es así todo. Hace tiempo que la vida no me escribe, que se ha parado y no me atiende, hace tiempo que noto el torbellino, el todo acelerado, siento la piececita dentro del centrifugado imposible de parar. Y pienso en el otoño, en los colores y en la muerte que los produce, inundando nuestros ojos de belleza, circular, como los remolinos de hojas que se forman en el bosque esta tarde de miércoles mientras paseo con los perros. Recuerdo una película Paseo por el amor y la muerte y sigo caminando, hoy no vendrán los cómicos pero como sé lo que quieren decirme ya no me importa tanto, además, veo el mar, tranquilo, poallento, fantástico, creando historias sobre islas y miradas solitarias... He de volver a casa, se me cansan los ojos según se va la tarde y si no enciendo la luz de la ventana se borrará el camino. Alguien puede perderse.
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Me da soledad leerte al mismo tiempo que calma...creo que ha llegado el momento que te vengas a tomar unos buenos mejillones.
ResponderEliminarUf!!!
ResponderEliminarIsso mesmo: deixa sempre a luz da janela acesa...
ResponderEliminarNós, os que nos costumamos perder, te agradeceremos...
Me pasa, me pasa cada vez más seguido. La calma y el desasosiego, el sinsentido y el poder ver, entender. Me parece que a los orientales les es más fácil la ambigüedad, el equilibrio entre la cara a y la cara be. Cuando conseguimos desenredar eso y salir, se hace la luz en la ventana.
ResponderEliminarAbrazo desde la primavera de Buenos Aires.
ÁB
Pocas cosas me gustan tanto como los mejillones... No sé, la casa no se levanta sola Sidrina, debes saber de eso...
ResponderEliminarCandela, te acuerdas de la película? Uff, si.
ResponderEliminarJonas, acostumado a te perder? A não encontrar? Que sei eu se não escreves para nos?
ResponderEliminarAbrazo Berlanga, estos días no para de hablar de esa isla de Buenos Aires, aunque ya veo que no está para fiestas por lo que escribe. Pero nos queda Messi.
ResponderEliminarMiro el paisaje de tu paseo y leo esa carretera o río que se va serpenteando, sin final que se atisbe, como la vida en otoño o primavera ¿qué más da?.
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