En la esquina del bar, siempre bajo un velero
sus dedos recorrían en la mesa un te quiero
que alguien escribió un día sin esperar respuesta
en esta misma mesa de velero y de ausencia
La mayoría de sus fantasías tenían como protagonista un marinero, alguien que se alejó de aquella ciudad donde su amor no fue correspondido dejando grabada la frase en aquella mesa del bar a donde ella no había acudido... En días de menos humor, al pasar los dedos por la mesa pensaba solamente en el frío marmol en el que estaba escrita y el daño que el marinero pudo hacer al irse...
Tiene el vicio de dar
y reparte su vida en mas trozos que tiene
quien se puede negar
si te arregla los días justo antes de que lleguen
Entró por la puerta y se dirigió hacia su mesa saludando como si fuesen amigos de siempre, hola, buenas tardes, que tal todo ¿quieres que te pida otro café?, creo que se te ha quedado frío, camarero, dos cafés, no, no, uno con leche y un cortado... Sintió sus ojos verdes y el calor de una mano en la suya, que no se retiró. No sabía por que había sonreído a su sonrisa. No, no lo conocía ni se lo dijo, no podía articular palabra alguna desde que Juan entró ¿así dijo que se llamaba?, y poco a poco fué recobrando movimiento, color y habla para decir que si a todo, convirtiéndose en un personaje todavía no creado en ninguna de sus ficciones... ¿Y por qué no?, se dijo...
Lola, esta tarde te espero en la esquina del mar
donde rompen las olas
Lola, ven sola
que vamos a jugar como peces en medio de las caracolas
Tan muda ando que nin sei que comentar, pero gustoume a calor e color do conto.
ResponderEliminarGosto! E pronto! Gosto de ler o que é bem escrito.. e por quem escreve com sentimento..
ResponderEliminarabraço (vou passar a vir mais vezes) :)
Uma maravilha!
ResponderEliminarAlgún día chamarei a Lola para que nos cante un pouco, obrigado...
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