Acostumbrados como están mis ojos a estas fragas
pertenezco a la espera de los atardeceres
Cazador de las luces del ocaso
violento mansamente su silencio
a cada paso apasionado entre el follaje
Soy jabalí, soy lo desconfiado
y me inquieta saber de qué color
van a llorar mis ojos esta tarde...
Si, todo bien, casi he llegado... espera, que paro... Tal como te lo dije, veinte años y presiento cada olor, cada sonido. Cada curva se abre como una ventana desde la que contemplo paisajes conocidos, caminos, bosques, sierras, soledades... Me siento un punto en medio de una encrucijada de caminos que no se si van, si vuelven, si regresan... No sé si estoy solamente de visita, me van pudiendo tantos recuerdos agradables, tan familiares, calidos... Me llegan imágenes desde no sé qué parte de la memoria, ni sabía que existían... Es como si lo que un día me llevó a marcha, estuviese llamandome ahora... No sé donde tenía guardada esta mirada que hace que me conmueva, ni porqué me reconozco dentro de este paisaje que ya no es el mío... Ni sé que me trajo hasta aquí, ni que tengo que hacer ahora... veinte años, dos mil quilómetros y no sé que coño hacer... te llamo luego... ahora no quiero hablar...
Xa fuxiches outra vez para o Castro Laboreiro?
ResponderEliminaraiiii... a min me falas de saudade...
ResponderEliminarmentireiro... a! saudade e "morriña"
ResponderEliminare a saudade pica e da escozor. e molesta, como unha bruma no iris dos ollos.
ResponderEliminarSaudade: tristeza gozosa
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