Rivas es de esos sitios donde las calles tienen nombres familiares, te tomas un vermú con Pablo Iglesias o paseas con Jose Hierro camino al auditorio Pilar Bardem, saludando a Ana María Matute, Saramago, Ángel González, Asterix, Jabato, Berlanga y cosas así para las que no hace falta wiquipedia... Te encuentras con Montero y Almudena Grandes en IU y piensas en su calle... Es bonito esto.
En la Feria del Libro Madrid estiraron a los libreros como un chicle,
según el número, en una sola calle, al sol, como un castigo, y yo, pensando en
Rivas, imaginé los libros ocupando completamente El Retiro, que le pusieran nombres
a los paseos, a los cruces, a las plazas, nombre efímeros, solo para esos días,
con bares y terrazas, músicos sin amplificaciones rondando por allí, pintores
con sus caballetes, escritores en tertulias, al rico parisién, organillos,
vendedores ambulantes de helados o de baratijas… Que fuera vida el libro, los
libreros y los escritores, que no cerraran, ni a las nueve ni a las diez, que
nos dejaran oler, por unos días a libro mientras tomamos una copa y charlamos
un rato a la sombra de un árbol, o de la tarde, o de la noche.
Pero también es política esto, y también por esto anhelo el cambio
La idea es preciosa, coméntaselo a Carmena y seguro que lo pone en práctica. Beso.
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