De las viejas canciones, aquellas que se quedan agarradas al
alma de las cosas que más hemos querido. De lo que hemos querido, las primeras
vocales y los ojos sorprendidos de un niño cuando escuchó tu nombre saliendo de
sus labios, su sonrisa, sus manos, cada gesto y la lluvia de fuera, goteando…
Todo esto cuando abres la ventana y ves que, aunque hermoso, es absurdo el
paisaje si le falta memoria. Todo cuando preguntas cuánto tiempo es preciso para que
la memoria grabe el alma en las cosas. Todo porque la lluvia no ha mojado tu cara esta mañana al abrir la ventana.
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Pois que sorte, porque aquí non só nos molla a cara a chuvia todas as mañás, senón ata os pés e o que hai entremedias (e todas as tardes e as noites todas).
ResponderEliminarAgora percebo como não gosto do país onde vivo: não tendo alma, nunca gravei lugar nenhum na memória! - dizes tu!
ResponderEliminarAgora a sério:
na verdade sente-se muito a falta que nos faz um lugar onde possamos pertencer, sermos reconhecidos até pelas pedras...
Por isso estrangeiro sempre, aqui no meu país.
Coisa triste, pois.
Em resumo, nunca a chuva me molha a cara, seja qual for a janela que abra...
Pues sí, la memoria da contenido a las cosas, una vez pasadas, porque , si no se han vivido aún, no existe la memoria. Pero ¡ojo! es la memoria la que suele, muchas veces, entristecernos y "mustiarnos" el ánimo, como intuyo en las líneas que acabo de leer. Minervina.
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