En cada primavera, el campo y esas cosas,
me viene a la cabeza que soy un imposible
y que yo en realidad nací para babosa;
que todo lo que quiero
quisiera resguardarlo del mundo entre saliva.
Mi casa: mi saliva.
Que el abrazo de amor que nos envuelva
haga que todo lo demás resbale,
mantenernos en esa lentitud,
ese otro tempo en el que viven los enamorados...
El campo y esas cosas que cada abril repite,
recordándome siempre
que soy un imposible, que nadie querrá nunca
a un hombre que nació para babosa
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Babosa o no te quiero mucho y te regalo un beso de vaca que tiene mucho de saliva. Muacccc
ResponderEliminarCondado, que se te cumplan los deseos explícitos de tu poema pero no creo, en absoluto, que hayas nacido para babosa y que nadie te quiera. Es más, Sidrina me acaba de dar la razón.
ResponderEliminarEso de "Sidrina" me obliga a pensar en mi tierra astur.Allí casi nos alimentamos exclusivamente de esa bebida tan rica. Minervina.
Bueno... No es más que mi molusco preferido...
ResponderEliminarO preferido da túas troitas, dirás...
ResponderEliminarJe, je... Truchas y truchos
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