Una piel es más que las palabras que cuentan una historia, más que el cuerpo que cubre. Y la piel de una cara es una historia andando por la calle con un gps de su vida: su cansancio, esa mueca, cada arruga... Es muy ruidosa esta ciudad y llevo el móvil pegado al corazón por temor a no escuchar si alguien me llama… Veo el anuncio de dos cuerpos desnudos, abrazados, cayendo en el agua, y mi deseo entra en la intención del anuncio de seguros… Me pregunto si me verán así también a mi, escondiendo arrugas, soledades o sueños debajo de una piel tan explícita; si se preguntarán donde pongo las fuerzas que me quedan y a dónde me llevarán los pasos, los que doy, los que me quedan...
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Sí, señor, la piel de una cara (es decir, la cara misma), así como el tono de la mirada cuando no se intenta disimular y hasta los silencios, traducen la historia que hay detrás. Es el mejor carnet de identidad que llevamos con nosotros.
ResponderEliminarA ti no sé, Condado, pero a mí es fácil verme escondiendo sueños y soledades (las arrugas son evidentes), de modo que no sufras si estás en el mismo caso. No hay como las transparencias. Un abrazo a todos los que lean este comentario. Minervina.
¿Y las caras sin arrugas, como si nada hubiese pasado por ellas, como máscaras?...
ResponderEliminarEsas sólo son hijas del BOTOX. No me interesan. Minervina.
ResponderEliminarMis arrugas se llaman Edurne.
ResponderEliminarEdurne 1ª, Edurne 2ª...bautizadas y numeradas. Todo en orden.