21.12.11

historias de tren III

Había amanecido muy tarde esa mañana y yo casi no estaba, contemplaba el paisaje de cuerpos sobre una cama, lejanísimos, como en el poema que tanto me gustaba pero que no era mío. ¿Quedamos para luego? No sé si podré estar. Y al vernos a los ojos comprendimos qué tarde era ya entonces. No volvimos a vernos. De nosotros solo quedó aquel tiempo perdido de cuando no supimos nada más que esperar y esperar y la felicidad no esperó por nosotros.

3 comentarios:

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  2. Ai, tanta melancolia...
    Eu passava só para deixar desejos de mui felizes festas nestes dias que som um pouco tolos mas polo menos hai comida rica... ;-)

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  3. Un abrazo pois, e teña coidado con tanta comida rica que despois hai que entrar... no cochiño subvencionado... Felices festas, un abrazo

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