6.12.11

historias de tren

... La primera vez que me esperó asomada en el puente sobre la carretera estuve a punto de tener un accidente, o un paro cardíaco -me dijo-, me preguntaba qué había hecho para merecerla mientras subía corriendo como un loco hasta la baranda. Pero si estás tiritando ¿y si no llego a darme cuenta de que estabas ahí?... Me sonrió, como si todo fuese irremediable entre los dos y el destino previese cada encuentro... ¿Sabes cómo se enreda la hiedra? -me preguntó enredando las manos... Parecíamos hechos el uno para el otro, no como esas parejas que la vida teje entre almacenes, televisión y compras de domingos y festivos... Era cuando de cena había un beso, de desayuno zumo de saliva y de comer ni siquiera acordarse...

Ahora te toca a ti, me dijo... Pero yo estaba demasiado perplejo como para continuar con una historia así... Hechos el uno para el otro... Dos cuerpos perfectos, un abrazo desnudo, en que el amor tuviese una sola medida y los cuerpos flotasen, como en el aire... Nunca había pensado en eso... El tren estaba cerca ya de la ciudad de Porto, la ventana del tren, un edificio casi en ruinas que bien podría haber formado parte de la historia... Casi estamos llegando -le dije- otro día quedamos

1 comentario:

  1. Precioso, me hiciste recordar el de "...alga quisiera ser, alga enredada en lo más suave de tu pantorrilla..."

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