Antigua Casa Mingo
Hace pocos días entré en una película, Ella me proponía terraza entre los Príncipes y Píos o local de sabor madrileño. Elegí los sabores, a qué más. Paseamos un rato hasta llegar allí desde la Estación del Norte. La fachada del local estaba en obras, llena de telas y andamios, apenas un cartel que ponía sidrería. Entramos bajo los andamios y al traspasar la puerta yo sentí que había entrado en una película, en un tiempo pasado, reconocí el espacio aunque en la barra no estuviese Toni Leblanc ni el restaurante lleno de turistas contentos sin saberse engañados. Seguramente Ra, que es muy peliculera, sabrá ya que me refiero a Los Tramposos, una comedia que disfruté con mis hijos todavía pequeños, en video, tronchándonos de risa. Fue mágico, saltar del 2011 a 1959 con solo dar un par de pasos... Imaginé por un momento saltar un poco más, a la república de tantos sueños y tan rotos todos, a la felicidad de mis abuelos preparándose para un día festivo, de verbena en alguna plaza, paseo por la Casa de Campo o San Isidro, la comida familiar y campestre de los Madera y de los Salmerón, las chuletillas, el porrón, las pajillas y los mantones de manila para cuando refresque, ya mi madre era niña y corría con su hermano entre las mesas cuando empezaron a encenderse las bombillas y comenzó a sonar el organillo. En todo el día nadie gritó viva la república porque no estaba muerta ni siquiera en peligro, era sencillamente un día de fiesta... Y un día negado ahora este catorce, ni festivo, ni fiesta para todos, ni verbena, ni música. Siento un poco de nostalgia sí, de la alegría. Y tristeza por dentro. Pero yo no me rindo, mañana no será lo que dios quiera.
Claro que mañana sera lo que dios quiera...!
ResponderEliminarPero dios ahora se llama FMI, o BCE...
y peor: los de Rajoy tocarán la música de la verbena final...!
;(
Vexo que estamos optimistas... "Os de rajoy" son o ruido urbano Jonas e de bancos ti entendes mais que eu, así que preparamos un novo asalto e xa está, que non perdamos a alegría... Viva la república!
ResponderEliminar"Mañana me dispongo a ser feliz..."
ResponderEliminarPues yo voy a tener un problema, de mi el tio Celedonio dijo que tenía cuello de reina...será a la que primero le corten la cabeza?
En 1959 yo tenía 9 años, cuando vi rodar la peli "Los Tramposos". Gracias Condado por señalar esto tan entrañable para mí.
ResponderEliminarEl 14 por aquí nos fuimos de "mani" y seguimos en lo que hay que seguir.
!Faltaría más!
Há dias entrei num filme. Ella sugeriu-me escolher entre uma esplanada perto de os Príncipes e Pios, ou um local de sabor madrileno. Escolhi os sabores, a tudo o mais.
ResponderEliminarPasseamos um pouco até chegarmos ali, desde a Estação do Norte. A fachada do local estava em obras, cheia de telas e andaimes, apenas o anúncio da cidraria…
Entramos por baixo dos andaimes e, ao transpor a porta, senti que entrara num filme dos velhos tempos; reconheci o espaço, ainda que no balcão não estivesse Toni Leblanc, nem o restaurante cheio de turistas, felizes, não se sabendo enganados.
Seguramente, Ra - que é grande cinéfila - saberá imediatamente que me refiro aos Tramposos, uma comédia que desfrutei com os meus filhos quando ainda crianças, em vídeo, desmanchando-nos de riso.
Foi mágico, saltar de 2011 a 1959 num par de passos…
Imaginei por um momento saltar um pouco mais, à república de tantos sonhos, já desfeitos todos, à felicidade dos meus avós preparando-se para um dia de festa, de verbena em alguma praça, passeio pela Casa de Campo ou São Isidro, a familiar e campestre comida dos Madera e dos Salmerón, as costelinhas, o jarro de vinho, as palhetas e os xailes de Manila para quando arrefece, e minha mãe era ainda menina e corria com o seu irmão por entre as mesas quando começaram a acender-se as luzes e começou a soar o órgão…
Durante todo o dia ninguém gritou Viva a República, porque esta não estava morta nem sequer em perigo; era simplesmente um dia de festa…
E um dia já negado, este catorze, nem feriado, nem festa para todos, nem verbena, nem música…
Sinto um pouco de nostalgia, sim, da alegria. E tristeza, por dentro.
Mas eu não me rendo, amanhã não será o que deus quiser.
Sabía eu, de sempre, que tinha un alter ego portugués
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