Pienso en las cosas que ocupan esta mesa, unos sobres con cosas de los bancos, unas llaves que jamás utilizo, un broche que he olvidado regalar, dos libros inacabados, una carpeta con un proyecto en que no sé si quiero participar, unas tijeras, dos cartabones, una lámpara y este ordenador. A los lados no hay nada, paredes limpias, en el suelo una alfombra y sobre un apoyo, a mi derecha, una guitarra. Tengo enfrente una ventana y veo el mar al fondo de este valle en que vivo, no es gran cosa, el final de la ría de Vigo y Cesantes. Llevo muy poco tiempo aquí y sin embargo, a veces, cuando regreso a casa y salgo un rato a pasear a mis perros, no sé por dónde vine, si adelanté a algún coche o si puse al final de la recta, o no, el intermitente. Tabulaciones. Siento cómo la vida acota horarios, recorridos, cómo marca una agenda cada vez más completa sin apenas respuesta desde este lado, el mío, que obedece sin hacer preguntas. Esto no puede ser más que una cosa, que me estoy ubicando. Es raro. Y no sé si me gusta
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ResponderEliminarNão tens que hesitar.
Avança mais para sul...
:)
Seguramente tienes razón... Esta vez
ResponderEliminarA ver si ahora de viejo vas a seguir siendo "culo inquieto"
ResponderEliminarCuidado como llamamos a los años, que pasan muy deprisa Sidrina ;)
ResponderEliminarANOTADO JIJI
ResponderEliminarEstreno vagón!
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