A María, la editorial Casamia le pago por traducir una novela de Ernest Milller a su minoritario idioma. Al día siguiente de su publicación, la novela estaba en la red para bajarla, gratis, a libros digitales o leerla, gratis, desde el ordenata. La editorial acaba de cerrar y María, por supuesto, se quedó sin trabajo. Son las cosas de la libertad. A Quevedo se lo comería Don Pablos y a Cervantes Rinconete y Cortadillo. Y nosotros tan guay, chateando y hablando del tiempo, y de la libertad de expresión, ¿o nos la comería la ignominia, también?
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La libertad es un campo de minas.
ResponderEliminarMua.
Tanto más cuanto más crecemos... Por si acaso no lo ha leído, le recomiendo el artículo de Llamazares, hoy en El País, es claro como el agua. Y mua.
ResponderEliminarPois, são as coisas da liberdade - dize-lo tu...
ResponderEliminarMuy loable.
ResponderEliminarNão são coisas da liberdade, são mudanças às quais ainda não nos habituámos...
ResponderEliminarMais tarde ou mais cedo, isso de ser grátis muda de figura, mas, entretanto, editoras, discográficas e afins já desapareceram do mapa. Uma nova forma de estar... ;)