13.2.16

ondas gravitacionales


















Al apagar la lámpara del cuarto mido el tiempo que tardan mis ojos en dejar de ver el hilo incandescente de la bombilla, es mucho. Y seguramente cuando mis ojos ya no ven, el hilo sigue caliente, desprendiendo un calor que ya no puedo apreciar, desprendiendo luz que ya no veo. Sus ondas, imperceptibles para mi, seguirán rebotando en las paredes del cuarto infinitamente… 

Desde un mundo apagado me alegra pensar que los sueños no mueren, que siguen rebotando en las paredes de los cuartos que habité, infinitamente, esperando nuevos inquilinos que los enciendan y que quizá se los queden para siempre. Los felices, solamente los felices.

Baja muy fuerte el Duero, poderoso. Agarrado a la barandilla de la rúa saudade veo luz en la ventana de aquel cuarto donde fui tan feliz. 

3 comentarios:

  1. Precioso poema . Desde ese oxímoron " mundo apagado " creo que los sueños son más sutiles aún que las ondas gravitacionales y paradógicamente tienen la densidad de un deseo .Aperta.

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  2. Cando ves a por chocos?

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