Salí despacio. Después del golpe, la liebre todavía estaba viva. Rasgué su vientre con mi navaja, introduje mi mano y le arranqué el corazón. Yo sé bien que el corazón es lo que duele, y duele mucho...
Detrás de la ventana una mujer hace una foto a su pareja con el restaurante en que estoy y las murallas de fondo. Saldré en la foto. Aunque ahora es el hombre que la acompaña el lugar en que fija su mirada, un día me verá detrás de los cristales y se preguntará quien es el hombre que mantiene los ojos en los suyos. Esta es mi realidad, si pienso un poco, mares sin olas, cristales como espejos... Mares sin olas ¿por qué habré dicho esto? otra vez se han colado entre mi vida colores de una siesta que no es mía...
Me he comprado una caja de música con varias canciones. Las canciones nuca se repiten, se cantan o se escuchan a través del momento en que se está y yo necesitaba con urgencia una caja donde meter las dudas, para que este viaje no se rompa del todo. Hace frío y diciembre no estará para bollos...
No se va de mis manos el olor de la sangre y las entrañas de la liebre
Cazador al acecho. !Pobre liebre!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminareres un verdadero asesino!
ResponderEliminarCoño! estaba malherida y ahora ha pasado a la eternidad... Y al plato...
ResponderEliminarTen cuidado con los huesos, no se te clave uno.
ResponderEliminar