14.2.10

el otro




Trato de esconder la tristeza tras una máscara al menos estos días, intentar en este carnaval poner el tiempo cabeza abajo y menearlo por ver si algo aparece detrás de lo evidente, por si desde ese fondo inamovible soy capaz de sacar una sonrisa, la que imagino al menos. Pero al tratar de plasmar este deseo, la máscara me devuelve ese rictus estático que no tapa la normalidad de la que huyo. En realidad, los sillones mullidos, el coche nuevo, el vestido aquel o la comilona del sábado, no se rompen con caprichos ni deseos infantiles sobre la pureza de nuestros sentimientos, simplemente llenamos de sentido ese capricho para disimularlo, para engañarnos. Si el carnaval fuese la expresión de un deseo cambiaría nuestra vida para siempre, esto es lo que asusta, por eso lo encerramos en un tiempo, unos días, un disfraz, una máscara que después quemaremos o condenaremos al fondo de un baúl, o a la basura, para que su recuerdo no moleste demasiado, para que podamos amoldarlo, si acaso, a la circunstancia de la fecha, o del alcohol que, aturde –decimos- sin que nos demos cuenta. Estamos disfrazando nuestra vida. Somos en realidad el que dejamos aparcado en la oficina esperando el domingo y la normalidad que nos empeñamos en negar. Ese es quien nos dibuja entre los labios la sonrisa de vacaciones, quien nos trae el regalo que esperábamos tanto, quien arregla los días justo antes de que lleguen… El otro, es el tal vez, las horas de propina, el carnaval que hace que valoremos tan… positivamente… todos los demás días. Al final, la máscara somos también nosotros, no engañamos a nadie, ni siquiera a los otros

9 comentarios:

  1. Teño fobia ás máscaras, literalmente. Pero tampouco hai que tomar o entruido pola tremenda. Gústame ver como a xente se divirte, nesa loucura condensada, aínda que este ano, por primeira vez, non tivese forzas nin ganas de subir tomar o bocata de tortilla e os torresmos.

    Se cadra é no entruido cando as persoas se mostran tal como son e é o resto do ano cando van disfarzadas.

    ResponderEliminar
  2. Após o espanto azul, coube bem na maravilha esta tanta clarividência.
    _____________
    PS -Falhou foi o '...ni siquiera a nosotros', pois que 'a nosotros'... nunca enganamos!
    Nunca ouviste dizer que 'nem o masoquiista se engana a si-próprio?'
    Blá, blá, blá...porque o masoquista não sofre, goza!

    ResponderEliminar
  3. Obrigado Jonas, mais non é tanto equivocación como a quén diriximos os pensamentos, penso eu, desto saberá Sun, que por non ter máscara vaise perder o cocido de mañá. E non tomo o entroido pola tremenda, creo, é simplemente o que me pasa polos miolos ao ver a expresión "feliz" da máscara da foto... por exemplo?

    ResponderEliminar
  4. A mi es que esto de las depresiones.... Como que no.

    ResponderEliminar
  5. O Carnaval lembra sempre a patética figura do palhaço que ri, quando tem vontade de chorar. Na verdade, um e outro divertem as crianças, ainda demasiado ingénuas para entender que existem alegrias fictícias... ;)

    Beijocas e bom fim-de-semana!

    ResponderEliminar
  6. De presiones, Jato?, solo el café, aquí enfrente

    ResponderEliminar
  7. Bom fim-de-semana Teté, e vivam os palhaços que divertem as crianças!

    ResponderEliminar
  8. Me encanta eso que decimos de no te lo crees ni tú ;)

    ResponderEliminar
  9. Muy bueno Ra, no inventamos nada, no.

    ResponderEliminar

                       De mi Banco de...              Para que no me olvi...              De Pancho Salmerón           ...