Si le gustaba pasear a orilla de los ríos ¿que hacía en aquel desierto donde la tierra se parecía al yeso y los edificios se comían los árboles?... La vida que tantas cosas le había enseñado ¿qué querría decirle, por qué aquí?... También se preguntaba si habría sido la víctima de uno de sus señuelos, o la carnaza misma, sin movimiento, esperando el definitivo golpe…Le costó un gran esfuerzo levantarse, hacía varios días que arrastraba el cuerpo como una inercia arrítmica, su poco revolucionado corazón le pedía reposo, la vejez lo abrazaba a destiempo, o quizá siempre era así, a destiempo… Pensó entonces en aquellos que querían morirse y que la vida encadenaba, sintió suyo aquel padecimiento… Un café. Y se sentó delante del escaparate de la vida o más bien del deseo, porque la vida se publicitaba como una puta de lujo, inalcanzable… Los pájaros anidan mi cabeza -escribió-... Cansado el corazón los pájaros anidan mi cabeza, espero tener tiempo de que no quede nada que roa la carcoma...
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