El beso y el abrazo de una abuela, es abril…
Llegará
abril sabiendo dónde duermen todas las lunas blancas, tirando con la izquierda
del arranque de un 2cv rojo, trazando límites clarísimos con varas de negrillo,
comiendo pollo asado y vino verde, escuchando y cantando las canciones del sur
de los sentidos. Justamente en abril, alrededor del alma de los poquitos días
que nunca hemos juntado. Ya lo he dicho, que para mi los años comienzan en
abril, así que, espero…
… Revisando tropecé con este texto y sus
contestaciones. Abrí uno por uno los blogs actualizados, los que hace unos años
abría al menos una vez cada día y que ahora están muertos o moribundos… Ella sigue
buscando desde enero a poetas que bailan en inéditos pentagramas y entre subir
que bajar teclas los recita y los canta… Jonás sigue metido en la barriga de su
ballena preferida, haciéndose a su vientre y observándonos a través del
agujero… Sara Jes es una enorme fotógrafa creativa sin tiempo de blogadas… Laqueue Bleue con la cara hecha un cristo desde agosto por culpa de unas cremas
antiarrugas… La señorita Ra, crítica literaria, tampoco tiene tiempo, aunque su
corazón le obliga a no olvidarse del origen del todo y hace unos días nos
recordó que abril está en las
inmediaciones de uno mismo… Sun Iou Miou, la gran trabajadora, poeta y
buscadora infatigable de poetas, ha dejado tanto trabajo en los cinco blogs que
mantiene abiertos que aunque ya escriba poco es el buen prado donde andar al
rebusco que algo siempre aparece… Berlanga me recordó que el silencio que necesitamos
para poder escribir no existe. Deambulamos entre cosas rotas queridas y, entre
espinas que lastiman, recogemos frutos de aquel parecido sabor
(J.M.Inchauspe), para animarme a continuar, pero a él tengo que buscarlo en
Página 12, menos mal… A mi Sidrina la busco también en revistas que buscan escritores… Y
los anónimos y tantos que la memoria y el tiempo se han encargado de borrar
casi… Y yo, que más de una vez también he puesto candado al quiosco…
Todo negro, como en la canción, el tedio, el
horror, el final del río, todo resbala y nada crece sumergido entre aguas un
día tan inquietas. O si, que quien sube los ríos sabe en dónde se esconden los
mirlos blancos…
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