Creo que la verdad se esconde entre las arrugas de las bocas, que tal vez los años nos hacen repetir lo que no queremos para vencer este cansancio, que quizá tengamos una noción tan clara de la verdad que el mundo real sea como una bola de pinpón lanzada contra una pared, la de nosotros mismos, de cada realidad… Buscamos cobertura como teléfonos móviles y cuántas veces deseamos no tenerla, rebobinar la agenda y regresar al lápiz y las servilletas de cualquier café en donde alguna vez añoramos a alguien, porque los sentimientos se escapan de las formalidades y costumbres a las que nos conducen deseos que nunca serán nuestros, aunque los consigamos… Perdón, míos… Caigo en el mismo error que me ha hecho escribir esto
29.8.15
arrugas
Creo que la verdad se esconde entre las arrugas de las bocas, que tal vez los años nos hacen repetir lo que no queremos para vencer este cansancio, que quizá tengamos una noción tan clara de la verdad que el mundo real sea como una bola de pinpón lanzada contra una pared, la de nosotros mismos, de cada realidad… Buscamos cobertura como teléfonos móviles y cuántas veces deseamos no tenerla, rebobinar la agenda y regresar al lápiz y las servilletas de cualquier café en donde alguna vez añoramos a alguien, porque los sentimientos se escapan de las formalidades y costumbres a las que nos conducen deseos que nunca serán nuestros, aunque los consigamos… Perdón, míos… Caigo en el mismo error que me ha hecho escribir esto
23.8.15
13.8.15
amores viejos
Siempre la he querido sin que se diese cuenta, he pasado a su lado, sin más, pero dejándome ver, contorneando su cintura, perdiéndome entre sus bosques y llegando a sus cumbres, como uno más... Recuerdo esta ciudad desde que a los catorce años me lavé la cara en sus fuentes a sabiendas de que la tradición, si se cumplía, amenazaba con casarme aquí... La recuerdo a los diecisiete en las historias que contaba Xoán, un agricultor de Manzaneda que cuando vendía vino, venía de putas a la ciudad... La recuerdo en las paradas obligadas en el bar siempre abierto de la estación del tren, dónde calentábamos el cuerpo con café antes de subir a cazar a los montes del Rodicio o a San Xoán do Río... Recuerdo esta ciudad en boca de admirados amigos, en una cena delirante con Pousa y Casares en la que comprendí qué era partirse de risa. La recuerdo de punto de partida en una novela que me impresionó y de la que no he visto todavía la versión cinematográfica: Arraianos…
Me detengo en un bar
que ofrece lacón con grelos y chorizo en agosto... Diosss!... Pero voy de
antojo-retrospectivo y digo: venga! pero media (la mala conciencia)... Y me lo
dan seco, en fiambre, delicioso... Este es mi país: Ourense: cocido seco, jazz
cada jueves en el Latino y en abríl en la calle, outono fotográfico,
festival de cine, teatro, diez mil bares, pequeño comercio y peatonalización de
media ciudad…
Creo que, al final, nos entenderemos
1.8.15
espera
Siempre pasa y esta vez más temprano, se van las vacaciones y el verano se pierde para siempre entre el blanco que toco con la piel de los sueños... Soñar invierno es verano perdido, y que me queme todavía el sol, preludio de un incendio… Todavía no han llegado las canciones, pero ayer vi pasar, en la tarde, a los pájaros y recordé un poema sin forma todavía. Lo busqué todo el día. Ha sido emocionante
… aunque después te vayas con los
pájaros
que cruzan desorientados este
otoño
soñando primaveras,
sin saber dónde van, ni quién
los lleva,
solo que vuelan…
No sé qué espero, clavado al borde del paisaje de una fotografía
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