Me gusta el espesor de los bosques llenando mis pupilas, la música del agua al fondo del oído. Sueño que me despiertan hormigas en la
oreja y que estiro los brazos sobre un mantón de musgo, después, que voy al mundo, desnudo, sin edad,
y todo va
encendiéndose a la vez que lo veo, sin sorpresas... Los sueños son así, quieres
ver a tu madre y ella estira la ropa en el sol del clareo, tus hermanas
pequeñas juegan al escondite entre los árboles sabiendo que las miras,
imposible Norés -mi perro- en esa edad y sin embargo corre hacia mi con un
viento en la cola, mi padre ríe, quiere que alguien le ayude con las botas
desbordadas de río, mi abuelo aparca el coche y salen mis hermanas, el barrio
entero está vestido de verano y a mi nadie me ve, soy un fantasma entre juegos
y hogueras y sardinas y una luz en el piso, mi madre mis hermanas y ahora yo también
escuchando a mi padre que en voz alta relee Corazón para nosotros... Todavía
con lágrimas me veo en la ventana enfrente la visión de los bosques de otoño
que persigo, entrar a Santo André desde A Xironda o subir desde Lobios a
Portela do Homem, Vilariño de Conso, Rubiais, Viana do Bolo, A Penouta, todo
pupila, ojos… Y los bolsillos tan llenos de memoria que me doy lástima por
tener que soñarla
Com o tempo vamos sonhando uns sonhos mais lindos, mas também mais dolorosos, precisamente porque já não são sonhos de futuro, mas saudade de passados. Como que a lembrar-nos que não teremos outras chances...
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