Hoy no he visto a mis zapatos recorriendo aceras ni asfalto de ninguna ciudad, ni desnudos mis pies pesar sobre los labios de arena
del Camarido, hoy, simplemente, no salí de casa, esta primavera de sopetón está
destrozando, además de mi voz, también mis ojos, recupero un momento de ternura
y las lágrimas su camino borrado, y ellas y yo y mis recuerdos acabamos
tumbados en una cama que para qué hacerla, o debajo del agua que es casi como
el cielo... De música de fondo el debate, la radio, las noticias, para tener en
otro lado la cabeza, y tanto, una amiga me manda cerrar los ojos y meterme en
un paisaje con John Cage, pienso en lo que se va y lo que se viene, todo sin
avisar, como esta primavera violenta, y llamo a mi casera que no entiende cuando digo que tengo que irme de aquí... Subirme a lomos de un
traslado, pensar en Buenos Aires, una granja en África, una quinta alentejana,
o la ducha otra vez, mejor la ducha…
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