Barajamos los datos y perdemos la guerra. En este piel con
piel, que nos educa el sueño y estimula el cariño, parecemos una pasión a la
deriva en medio del deshielo. Es al revés: una gota busca un valle entre la
grieta que abrimos cuando la fricción de los cuerpos apunta a continentes
divididos, cuando el velo del amor deja de ser el filtro que difumina la mirada
y el caos separa en dos la única cosa…
Nada es para siempre. Soñar siempre ha
sido una utopía y las utopías son jóvenes y nosotros mayores fusionados en
viejos que utilizan la ira como método Dukan para tener aspecto circunspecto
mientras paseamos el gin por el tonic y hablamos del deseo y el tiempo, de todo
lo perdido. Mientras esperamos el río desbordado que nos ha de llevar a alguna
parte o a ningún lugar, o quizá hacia el lugar del que huimos, o del que ya no
reconocemos, tan lejos como estamos de cuando éramos, de cuando el horizonte
era un árbol solitario que emocionaba nuestra imaginación…
Eso era, nuestra imaginación,
lo que perdimos
ahora la recuperamos, la imaginación...
ResponderEliminarCalma!
... Y la utopía... Aunque seguramente vendrán envasadas al vacío y se venderán en grandes superficies comerciales
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