Escucho el traqueteo del olvido, alejándose,
y un balón en el aire, una de tres,
que silba contra la red al no tocar el aro.
Borrarte de la agenda del teléfono móvil
es como una elegía sentimental y trágica
de lo que se perdió ya para siempre.
Hemos perdido el rebote, Pedro,
por más que levantemos las manos
no hay a quien asustar,
el partido está perdido,
la derrota bien merece unas anchoas
y unos amigos rodeando una mesa
en la que no estaremos
ninguno de los dos.
I ostalari on kaka!